lunes, 9 de junio de 2014

102.06* MANOLO BAUTISTA IMAGES OF AN ENDLESS JOURNEY GALERIA PAULA ALONSO. Lope de Vega, 29. Madrid


  
La contemplación de las obra fotográfica de Manolo Bautista, (Córdoba, 1974), -que el artista presenta como un documento humano-, en primer lugar, atrae por su estética elegante, sustentada en una capacidad técnica y una sensibilidad artística suficientes, como para lograr vencer la  dificultad que el color entraña, en orden a dar contenido dramático a las escena; en segundo lugar, o quizás en el primero, provocan el escalofrío de la soledad y hacen sentir el vacío que de ellas emana.


Imágenes que explicitan una poética, con las que el autor quizá nos interpela, para dirigirnos al territorio de la meditación sobre el recorrido de un viaje sin fin, de un “endless journey”, que deberemos seguir alejándonos del itinerario por el que la sociedad del despilfarro nos está haciendo andar, con la inconsciencia del que se cree dueño de cuanto posee. Enorme error de dimensiones y consecuencias ecuménicas.

O, simplemente, quizá nos invita a cubrirnos con estameña, para integrarnos en la urdimbre de la naturaleza cercana, pero muy alejada del hombre de la “waste society”, y nos sumerge en su entraña delusoria, para desnudarnos de los deseos de opulencia. Se convertiría así Manolo Bautista en uno de los mistagogos del  “downshifting way of life” de los arrepentidos del gasto irrefrenable y contritos del consumismo.

Sencillez de una naturaleza sencilla e inmaculada, que muestra, sin embargo, vestigios y señales del paso del hombre rústico, que ha pretendido poner bardas al campo, que sin embargo se escapa, derecho hasta el arco iris.

Esta sencillez de las imágenes entra en flagrante contraste con obras imitativas, en escalas colosales, de gemas y piedras preciosas modeladas y coloreadas para confusión del ojo que las observa.

Interesante exposición, en la que, este postmoderno y multidisciplinar artista, muestra una muy interesante y personal proyección de video, que en nuestro criterio posee una superior valoración que la “Pintura Generativa”, que Brian Eno presentó hace poco en Madrid y, por otra parte, no desmerece, en dimensión poética, de cualquiera de las instalaciones de textos de Jenny Holzer.

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