Es
Andrés Barajas, (jienense de Huelma, 1941) un artista de vocación, que, impulsado
por su pasión e innata aptitud para las artes plásticas, las ha cultivado desde
muy joven, ejerciéndolas con dedicación,
concertando con la docencia, su otra vocación satisfecha.
La
obra fundamental de este artista, sin preterir su faceta como pintor, está
construida sobre el grabado, cuyas arte y técnicas domina, presentando una amplia
panoplia de realizaciones, que conforman un trabajo extenso, homogéneo y
reconocible. Como reconocidas son, en el mundo artístico, su solvencia en el
conocimiento del oficio y altura artística de sus obras, dentro de la figuración
española actual, que con ahínco defiende Alfama.
Y,
como todo buen grabador figurativo, es primigeniamente un excelente dibujante,
con capacidad de trasladar al papel, aquellas figuras y escenas, que ve o
imagina.
El
dibujo, es sin duda la piedra de toque por la que se puede evaluar la capacidad
y solercia de un verdadero artista, observado en cuánto las mimesis de sus
realizaciones, alcanzan una potencialidad expresiva y poética, capaz de
satisfacer el gusto estético, incitar a la imaginación y crear un mundo de emociones
al que las contempla.
Siguiendo
esta pauta, y en presencia de la obra expuesta, se ha de concluir que nos
encontramos ante un dibujante de muy altas condiciones, que maneja el grafito y
el pastel con una solvencia, seguridad y potencia, fuera de lo común.
Insuflada
de una pulsión erótica de alta intensidad, la exposición recoge algunos
grafitos de gran tamaño, de gran belleza formal, en los que el cuerpo femenino
se manifiesta con toda su rotundidad sensual y eurítmica, en cuadros de potente lenguaje, donde, lo explícito y lo
implícito-simbólico, ocupan la totalidad del papel, absorbiendo la completa
actividad imaginativa del observador.
Tanto
en los pasteles, de clara adscripción expresionista, como en los dibujos hechos
a lápiz, el artista realiza una diégesis orgiástica completa y multi-variante, en imaginarias escenas sean de lupanar o de
dalilas, que muestran orgullosas las
melenas de sus sansones vencidos por la líbido satisfecha. O bien aquellas que
se nos antojan reflejos de las acciones incestuosas de la adúltera Pasífae, que
juega con y se entrega al Toro de Creta, antes de ser padres del Minotauro.
Dibujos,
todos magníficos, de un artista que domina este lenguaje y con el que expresa
sus imágenes oníricas, que su fantasía desbordante crea.
La
muestra se completa con dibujos de cuarenta y tres destacados artistas
españoles, muchos de ellos habituales expositores de Alfama, entre los que
aparecen piezas de finales del diecinueve, de autores como Arteta o Pradilla;
del siglo veinte, ya desaparecidos, como Goñi, del Olmo, Merino o A.Úbeda; y
actuales como Alcorlo, Arnás, Morago y un largo y sustancioso etc.
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