sábado, 13 de julio de 2013

080.07* NANDO ESTEVA . 250 GR. DE TACON . GALERIA MY NAME’S LOLITA ART. Almadén, 12. Madrid.





Con un estilo expresionista y colorista; con una entonación cromático-ambiental en morados y violetas, los toques en rojo y en verde, resaltando algún detalle que el artista quiere particularizar, dan a los cuadros una viveza, que aumenta la tensión dramática de la escena.


Desde luego, de escenas se trata, ya que todas ellas pueden formar parte de una secuencia cinematográfica de cierta estética gore, en donde la sangre juega un papel fundamental.

Pero, aunque el sentido de provocación es evidente, también lo es que ninguna de esas escenas traspasa los límites de lo tolerable y de lo que a diario contemplamos sin mayor alteración de nuestros pulsos.

De otra parte, es difícil llegar a los límites de lo ya visto, cuando se han puesto ante nuestros ojos, que no ante nuestro gusto, las “carnicerías” de Damien Hirst, de Paul McCarthy o del “doctor” Gunter von Hagens, o las automutilaciones de Franco B o de otros practicantes del llamado “body art” y demás epígonos de este nuevo, (pero ya caduco), realismo conceptual.

No, las fotografías de Nando Esteva, si bien son transgresoras, con un estilo personal e innovador, no producen rechazo intelectual ni fisiológico y sí una cierta inquietud al que las observa, de forma tal que sus contenidos y gestualidad sugieren sentimientos encontrados e incitan a su aceptación estética, forzándonos a observar con curiosidad a esos zapatos y botas de mujer con sus altos tacones, ocupando los lugares donde deberían estar colgados unos embutidos o estar ubicado un magnífico solomillo o unas chuletitas de recental y obligándonos a inquirir por su significado.

No obstante, se acepta la discrepancia. Eso sí, después de haber curioseado, al menos, estas catorce fotografías de muy distintos tamaños.

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