La Galería My Name´s Lolita Art
expone, en su inicio de temporada, el último trabajo del pintor Juan
Cuellar, (Valencia, 1967), en el que, fiel a su paradigma, representa el complicado
mundo freudiano con su tono de humor característico y en su renovado estilo
“pop” valenciano, del que es uno de sus herederos más insólitos, muy
acusadamente del Equipo Realidad de Ballester y Cardells.
Bajo el título HEIMLICH, el
artista presenta una serie de obras, realizadas en óleo sobre lienzo, en las
que el artista se adentra en el concepto de “extrañeza inquietante” de Freud, por
el asombro que puede causar la observación de imágenes que nos son familiares,
pero en las que ciertos elementos están distorsionados o desplazados del lugar
en el previsiblemente el observador supone deberían estar.
Las imágenes, así expuestas,
rompen nuestros esquemas ideales referenciales, a los que el inconsciente
recurre para terminar de componer la imagen que vemos, lo que lleva a nuestro
ánimo a un estado de desasosiego, que afecta de alguna manera a los equilibrios
sinestésicos, de que la mente humana está dotada por su sistema neuronal, ya
que las imágenes que componen la muestra
pueden resultar usuales y corrientes, pero a su vez aportan una cierta
inquietud al observar ciertos elementos visuales que rompen, desplazan
bruscamente e, incluso, deforman la lógica habitual, dirigiéndola hacia un
efecto narrativo opuesto.
Una de las características más
relevantes del estilo de este artista, es la representación sin rosto de todos
los personajes que pueblan el espacio pictórico. Hecho intencional, mediante el
cual el artista interactúa con el espectador, para que, en esta dialéctica, sea
éste quien ponga rosto y gesto a las caras vacías y, de esta forma, le sea más
factible llegar a comprender el tipo de atavismo social representado.
El espectador observará escenas cotidianas, en donde la identidad individual ha sido sustituida por la grupal: como un día de feria, o escenas familiares íntimas junto a invitados incluso con capuchas que nos recuerdan a los nazarenos de semana santa, concebidos así por el artista para reforzar la sensación de vaciedad e incómoda despersonalización.
Junto a estos temas también
nos encontraremos con paisajes donde, mediante recortes de la imagen
tradicional, el pintor nos ofrece una visión incompleta, que nos altera su
representación normal y esperable, desde el punto de vista de la lógica usual.
Cuellar en cuadros cuidadosamente
concebidos y meticulosamente realizados, aprovechando el concepto de “colour
field”, imprime un efecto estético excepcional a toda su obra, en la que el
color luce con toda pureza y luminosidad..
Como ya hemos dicho en otra
ocasión, todo ello exige, -situados ante cualquiera de sus cuadros-, dedicar un mínimo de atención al mismo, establecer una
cierta hermenéutica y dedicar un tiempo de reflexión sobre su contenido, lo que,
de otra parte y en todo caso, conviene para la mejor percepción y asimilación
de los valores estéticos y plásticos contenidos en la obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario