La sede de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson de
Madrid está situada en un antiguo palacete neoclásico, construido entre 1881 y
1882, según proyecto de Luis de Landecho, si bien su fachada fue modificada en
1949 por J. M. de la Vega Samper, que ha sido rehabilitado siguiendo pautas de
la moderna arquitectura, de forma que a todos los elementos rehabilitados les
ha sido aplicando un lenguaje formal contemporáneo y bajo criterios de
funcionalidad, que otorgan todo el protagonismo a los materiales., como explica
el fascículo editado ad hoc por la fundación. Sin duda es digno de ser visitado
y conocido y así poder contemplar “Silencio 2018” de Jaume Plensa, en uno de
sus patios de luz interiores.
La Colección Masaveu presenta una selección de 117 obras de uno de los
núcleos más interesantes de sus amplias y variadas colecciones: el de la
pintura española del siglo XIX.
El
recorrido, que arranca con Francisco de Goya y se extiende hasta el modernismo
y el postmodernismo catalán, permite conocer la evolución que tuvo lugar en el
arte en aquel periodo. Los nombres de los pintores españoles más destacados
están aquí presentes.
Como
indica el fascículo que la organización ha editado, la muestra se inicia con
dos significativas obras de Francisco de Goya y Agustín Esteve, un retrato
neoclásico de Zacarías González Velázquez y cuatro pinturas de Vicente López
que van desde el barroco tardío de su formación hasta las obras con formas del
romántico de su última fase.
En
cuanto al Romanticismo, los retratos de Antonio María Esquivel y de su hijo
Carlos María y las cuatro vistas de Manuel Barrón ponen de manifiesto la
calidad que alcanzaron, en ambos géneros, los artistas sevillanos. En cuanto a
los pintores madrileños también destacaron en el retrato, como se muestra aquí
en las tres obras de juventud y de la primera madurez de su máximo exponente,
Federico de Madrazo.
Junto
a él, la vena goyesca aparece excelentemente plasmada en las obras de
Eugenio Lucas Velázquez. Las pinturas de género de Dionisio Fierros y
Eduardo Rosales, (con la recuperación de una relevante obra de este que se
hallaba en paradero desconocido), revelan el interés que existió por las
escenas de costumbres en el tránsito del romanticismo al realismo.
El
siguiente bloque de la exposición muestra las numerosas corrientes que
surgieron en el último tercio del siglo: En él tuvieron cabida tanto el
género histórico (en el que destacaron Ignacio León y Escosura y Francisco
Domingo Marqués, con el remarcable cuadro de “La partida de cartas”), como el
paisaje, verdadero cauce de renovación, tanto en su vertiente realista (con
Carlos de Haes, Agustín Riancho, Martín Rico, Mariano Fortuny y Luis Álvarez
Catalá) como en la naturalista/impresionista (con Aureliano de Beruete, Eliseo
Meifrén del que se expone el magnífico cuadro “La Cala de Cadaqués”, José
Moreno Carbonero y Cecilio Pla).
También
las costumbres atrajeron la atención de los pintores, influidos algunos como
Luis Menéndez Pidal por la tradición realista española del Siglo de Oro; otros,
como los hermanos José y Luis Jiménez Aranda, por la pintura naturalista
de Jules Bastien-Lepage; y algunos más, como José Villegas, Dionisio Baixeras y
Fernando Álvarez de Sotomayor, centrados en la representación desenfadada y
brillante de motivos relacionados con el ocio burgués.
El
corazón de la colección y siguiente bloque de la muestra, lo conforman algunas
de las numerosas obras de Joaquín Sorolla que alberga la Colección Masaveu.
Pero también está muy bien representada la renovación que siguió, a través de
las obras de Darío de Regoyos (entre las que se encuentra la última pintada por
el artista), Francisco Iturrino, Ignacio Zuloaga, Julio Romero de Torres,
Evaristo Valle, Valentín de Zubiaurre y Juan de Echevarría.
Sorolla
y esa vertiente renovadora, que destacó especialmente en el ámbito catalán,
tiene un notable protagonismo dentro de la exposición y es para nosotros lo más
interesante y atractivo de la muestra. Este modernismo está encarnado en las
figuras de Santiago Rusiñol, con cuatro pinturas representativas de toda su
trayectoria, Ramón Casas, con tres, y Hermen Anglada-Camarasa, con diez, lo que
le convierte en el segundo artista con mayor número de obras en la colección,
las últimas ya de los años veinte y treinta.
La
exposición concluye con varias destacadas obras del postmodernismo catalán:
cuatro escenas de gitanas fechadas entre 1901 y 1909 de Isidro Nonell y sendos
paisajes de Joaquín Mir y Joaquín Sunyer.
BENITO
DE DIEGO GONZÁLEZ
Miembro
de las Asociaciones Internacional,
Española
y Madrileña de Críticos de Arte
09/11/2019
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