La
pintura que, Javier Riaño (Bilbao, 1959), presenta en esta veterana y
prestigiosa galería, es en si misma un claro muestrario de paradojas que
estimulan a su contemplación:
Es
una pintura sencilla en su textura y concepción formal, pero compleja en sus
juegos de luces y sombras, que dan solemnidad a los cuadros, que son, por otra
parte, la exaltación de la figuración realista, pero sin que en sus paisajes
urbanos y escenas interiores haya el mínimo vestigio de lo castizo y lo kirch,
sí, por el contrario, una visión progresista de la pintura sobre lienzo.