La
decimoctava edición de “Las Edades del Hombre”, que celebra en este año su
vigésimo quinto aniversario, coincidente con el “Año de la Fe” convocado por el
Papa Benedicto XVI y mantenido por el Papa Francisco, presenta en la ciudad de Arévalo
una innovadora y, como siempre, magnífica, interesante, didáctica y profunda,
en su faceta teológica, exposición bajo el lema o título de CREDO, respondiendo
así a la llamada pontificia.
La
elección de la abulense Moraña, -cuyo étimo es “moraina” o tierra de moros-, tiene
su reflejo en algunos de los contenidos doctrinales y piezas de la muestra.
La
elección de su capital, Arévalo, se justifica desde las diversas dimensiones
que esta ciudad presenta y que van, desde la más sensualista, muy juntada al
arte del buen comer, a la más espiritual, imbricada en el rico patrimonio ascético
que representan sus seis iglesias, aún enhiestas, restos de las once que la
engalanaron, -aparte de ellas, la impresionante ermita de La Lugareja-, algunas
son ejemplares singularmente representativos de la arquitectura mudéjar, pasando
por la carga histórica que le da el haber sido hogar de la Reina Católica, en
sus años de infancia, junto a su hermano Alfonso y a su madre Isabel de
Portugal, viuda de Juan II de Castilla.