sábado, 19 de noviembre de 2011

023.11* ALBANO. SUEÑOS VALQUÍRICOS. GALERÍA ALFAMA. Serrano, 7. Madrid


Cuando entonces salimos de la sala de exposiciones de Alfama, y nos dirigimos al libro de firmas de visitantes, impulsados, no tanto por la necesidad de expresar nuestra admiración por la obra vista, como por desahogar la sorpresa, que aquellos treinta y seis cuadros nos habían causado, escribimos algo así, como: Interesante esta novísima interpretación del paisaje. Estos cuadros están plenos de una vitalidad vibrante que emociona.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

022.11* PACO ROJAS. ENCUENTROSOPEN. GALERÍA KREISLER. Hermosilla, 8. Madrid



Paco Rojas, -Francisco Rojas Gómez-, toledano capitalino, nacido en 1942, es fundador del innovador Grupo Tolmo, (1971), de intensa y extensa actividad dentro del mundo del arte toledano, sobre todo en el último cuarto del siglo pasado, tiene, además de una sólida formación académica, una más sólida e extensa carrera en las bellas artes plásticas.

Debe remarcarse esto, porque, como él mismo reconoce, en el catálogo de la exposición, no rechazando el apotegma de que el arte “es un lenguaje complejo, diverso y sin normas fijas”, en el que debe predominar la idea, “una obra de arte, para serlo, ha de estar alimentada por conceptos plásticos”, para señalar después que “para generar vida y alma, una obra ha de nacer de sentimientos plásticos unipersonales y extemporáneos”.

021.11* ULPIANO CARRASCO. ÁNGELES PENCHE GALERÍA DE ARTE. Monte Esquinza, 11. Madrid



Nacido en Villanueva de la Jara, al sur de la provincia de Cuenca, (1961), este pintor representa la culminación, por el momento, de una línea de interpretación manchega del paisaje en la pintura española, que, partiendo de Benjamín Palencia, es continuada, entre otros, por el rodense Antonio Carrilero, rompiendo los cánones impuestos por el barroco Claudio de Lorena, para llegar a una representación subjetiva de lo que el artista ve, en la que los colores y aún las formas son sustituidas por una exégesis personal de la realidad observada, quedando inmersa en la que Lafuente Ferrari denominó “la veta brava de la pintura española”, según apreciación del también insigne Carlos Antonio Areán.