“El arte es una gran mentira que nos
acerca a la verdad”, dijo el malagueño Picasso. “De todas las mentiras, el arte
es la más bella”, replica, insistiendo en el núcleo del aserto, Pablo Aizoiala,
(Durango, 1954), pintor de esta postmodernidad, que así reivindica certeramente
la categoría de lo bello, como esencia teleológica de lo artístico.