domingo, 9 de enero de 2011

001.1* HANOOS, PERSPECTIVAS ENFRENTADAS (Angeles Penche Galería de Arte. Monte Esquinza, 11. Madrid)


Después de nueve años ausente de esta reconocida Galería, -que gestionan con gran profesionalidad, dedicación y acierto Ángeles y Cesar,  amantes del Arte sin reservas-, se presenta Hanoos con su obra más reciente, en formatos de distintos tamaños, la mayoría en técnica mixta sobre tabla, así como algún dibujo, modalidad para la que el artista se muestra especialmente dotado.

Hanoos, (de nacionalidad española, nacido en Kufa, Irak en 1958), tiene una formación primigenia medio-oriental, adquirida en su país de origen, pues cuando se viene a España, buscando desarrollar plenamente su vocación pictórica, es ya persona cuajada. Tanto en los colores de su paleta, como en su concepción básica del cuadro se hace patente esta impronta cultural. Por ello, para comprender la pintura de Hanoos es preciso hacer uso de una semiótica, que permita desentrañar los signos que están implícitos en sus imágenes.

Si esto era muy patente en sus etapas anteriores, en donde sus bodegones y paisajes urbanos componían un lenguaje denso, caligráfico, con unas geometrías compositivas, más propias del arte  musulmán, en unas escenas abigarradas, que interrelacionaban cosas, lugares, edificio, nubes y soles con personas en un “totum revolutum” armónico y colorista, con lo que alcanzó gran notoriedad en el mercado nacional del arte; en su nueva etapa se muestra mucho más abstracto y expresionista, si bien mantiene una paleta similar y el mismo abigarramiento.

En los cuadros de Hanoos de esta su última etapa aparecen unas huellas de figuras, sean humanas o de animales, que quedan después completamente definidas en unas segundas figuras, que dan cuerpo completo a los que antes eran sombras o ánimas de las mismas.

El proceso creativo, por tanto, es complejo: En una fase inicial el artista concibe el cuadro, que aboceta; después pasa a manchar con colores planos figuras más o menos poligonales que se superponen y que irá paulatinamente matizando y velando, componiendo un cuadro abstracto de falsos collages; finalmente, el pintor, con trazo firme y sin corrección del mismo, dibuja las formas de la figuras, que distinguiremos con total nitidez desprenderse del lienzo o de la tabla.

Sus obras, al final, tienen una estética muy personal y desprenden una fuerte y atractiva energía. Se palpa que el pintor goza al pintar, dentro del sufrimiento creativo.

Juan Navarro Baldeweg dice, en el catálogo de la exposición, sintetizando el espíritu y la forma de su pintura, que “Hanoos nos muestra como en su obra se revive un recuerdo de infancia en su tierra natal: la memoria y el entendimiento profundo del arte textil de los tapices” y concluye: “Ha hecho convivir el territorio de la abstracción y los elementos precisos de lo figurativo, lo continuo y lo discreto, como dos hilos entrelazándose, como dos voces que dialogan”.

Amen, decimos nosotros

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