jueves, 28 de julio de 2011

010.07* ARTISTAS DE XEITO EN EL CLUB 567. EXPOSICION COLECTIVA DE ARTE FIGURATIVO. Velazquez, 18. Madrid

 De nuevo acudimos a la convocatoria de este club, integrado por profesionales, que tienen como pilares fundacionales la lealtad entre los socios, constituir una red social privada y mantener un compromiso ante la sociedad civil española.

Este compromiso se plasma, más allá de sus propias actividades profesionales, en la realización de actos abiertos al público interesado; en este caso, como en otros precedentes, dedicando sus elegantes y cuidados espacios a las manifestaciones artísticas.

Emilia García Vilariño (Milu), propietaria y gestora de la madrileña, prestigiosa y veterana Galería Xeito, ha comisariado la muestra, por la que nos interesamos, exponiendo obras de quince de los artistas que habitualmente exponen en su sala, especializada con esmero y dedicación en el arte figurativo. Solamente por este gesto honesto y arriesgado, por mor del discurso único, merece nuestro aplauso y apoyo.

Pero es que la exposición tiene “per se” un alto valor artístico, tanto por los autores que exponen, como por la alta calidad de la mayoría de las piezas expuestas.



Empezando por la escultura, nos encontramos varias piezas de pequeño formato tanto de Abraham Dubcovsky, gran escultor y amigo, que nos dejo hace ya algunos años, pero que nos ha legado su talento en la belleza de sus figuras, como de la que fue su compañera y esposa muy amada y asimismo magnífica escultora Alejandra Majewski, cuyas obras hemos descrito como espirales de luz y sombras, de tacto suave, como ella y su voz lo son.

Siguiendo por la pintura y el dibujo, representados bajo distintas técnicas, debemos hablar y con encomio de la obra que presenta Rafael R. Masiá, pintor gallego, (1953), de alta tensión expresionista y que continúa y elonga la senda del neo-figurativismo: destacamos su “Niña del Sapo”, de cuya mirada el ensueño fluye como el agua en la alfaguara.

El progreso y solidez de este pintor se hace evidente en esta muestra. Masiá debe figurar entre los importantes. Es pintor que no rehúye el riesgo de la investigación, adentrándose también en la abstracción.

Aledaña, está expuesta la obra del acuarelista manchego, pero cordobés vital, Camilo Huescar, (1976), que domina el medio y alcanza cotas altas de virtuosismo y expresionismo en cuadros tales como el paisaje “Rumbo al Sudoeste”. De este artista ya hemos escrito en el número de Mayo del presente año.

Parémonos en la obra de Rosa Moreno de Castro, que repite en estas salas y de la que ya hemos dicho, que es pintora vocacional con una gran formación, que sigue las trazas de la pintura figurativa española: de pincelada suelta; luz y color de raíz impresionista y connotaciones fauvistas y todo ello fuera de cualquier canon. Sus cuadros expresan su fuerte personalidad.

En pequeño formato, pero de reseñable calidad, contemplamos óleos de J. Domenech, de los impresionistas P. Bustamante y F. Escalera; acuarelas de C. del Berro y J. Zorrilla y dibujos de A. Reyes, M.A. Oyarbide y D. Carmona y nos detenemos a gozar de las obras al pastel de del catalán Joan Raset, (Salt, 1938).

Joan Raset es, sin más, un gran pintor, que recuerda en sus composiciones, donde la mujer ocupa lugar preeminente, a Toulouse Lautrec, pero siendo muy distinto, ya que ambos pintores son difícilmente imitables.

Los pasteles de Raset ocupan un lugar destacado dentro de la plástica figurativa española contemporánea, tanto por su paleta mediterránea, como por el alto contenido poético de sus retratos; su contemplación supone un gozo para los sentidos, pues trasmiten la fundamental sensualidad del artista.

Encontramos obra nueva del potente pintor sirio, (Damasco, 1961), pero madrileño por decisión propia, Mazen Boukai, que presenta unos collages de muy alto valor artístico y novedosa y muy personal interpretación de la técnica. Mazen siempre sorprende.

Finalmente, recomendamos dediquen un tiempo a la contemplación de las acuarelas de Francisco-Solano Jiménez Castro, (Córdoba. 1971), nombre que deben apuntar en su libreta los aficionados a las Bellas Artes, que se inició desde muy joven en este difícil y comprometido arte y fue haciendo camino al andar, al tiempo que consolidaba su formación profesional con los estudios de Bellas Artes.

F. J. Castro, así es su firma en el arte, presenta una decena de obras de un estilo absolutamente depurado, limpio de cualquier tentación esteticista, culminación, por ahora, de un intenso trabajo investigador, en el que ha logrado sintetizar el color y el trazo del pincel al máximo de la expresividad, con el mínimo de materia.

Su acuarela ha culminado la máxima que el maestro Julio Quesada le predicara: Que tu mano sea ligera, como el paso de una nube y veloz, como el destello del Sol.

A fe que este gran artista lo ha logrado. Sus obras se apartan del común y son, en nuestro sentir, piezas maestras.

La muestra en su totalidad constituye una buena oportunidad para los coleccionistas.

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