sábado, 31 de diciembre de 2011

027.12* ALEKSANDR DEINEKA. UNA VANGUARDIA PARA EL PROLETARIADO. FUNDACIÓN JUAN MARCH. Castelló, 77. Madrid



La exposición presenta la obra del principal artista del Realismo Socialista soviético, con más de 250 piezas, -que van desde cuadros de gran formato, hasta material documental de toda una época-, la muestra es, además de una retrospectiva de Aleksandr Deineka, (1899-1969), una historia de lo sucedido entre los orígenes de la vanguardia rusa de 1913, hasta la muerte de Stalin en 1953.


 El estalinismo es bien conocido, pues ha sido ya largamente estudiado histórica, cultural y políticamente: Su radicalidad totalitaria y la cruel represión ejercida durante este periodo, lo asocian  a los años más oscuros del oscuro régimen soviético, y, a su vez, suele asociarse, en las artes, al llamado “Realismo Socialista”, el método vigente para todos los artistas soviéticos desde 1932, si embrago ha sido muy poco estudiado y es muy poco conocido. Este desconocimiento alcanza a su valor como arte, al significado de sus fórmulas y de su función política y social, así como a su relación con los movimientos de vanguardia, especialmente con el Suprematismo de Malévich y el Constructivimo de Ródchenco.

Este desconocimiento hace que el arte desarrollado en este periodo estalinista sea clasificado, como un mero y poco logrado ejercicio de kitsch academicista y monumental, como un arte derivativo y propagandístico, (de lo cual, quiérase o no, tiene obligadamente mucho), al servicio de la ideología y la educación de las masas, al servicio del poder político totalitario, responsable de la liquidación, (en algunos casos en sentido literal), de las vanguardias, a las que sucedió a partir de los años veinte del pasado siglo.


La exposición pretende presentar a Deineka en el doble contexto del final de las vanguardias rusas y el advenimiento del realismo socialista, lo que se logra tanto mediante la fuerza pictórica de este artista, como por la ambigüedad de su arte y de su figura, pues formado en los establecimientos de inspiración vanguardista, (siendo miembro de la vanguardia constructivista Oktyabr), fue también agitador comprometido con la revolución y la construcción socialista del país. No obstante fue acusado de formalista, al mismo tiempo que obtuvo permisos para viajar al extranjero, recibiendo importantes encargos del gobierno, de cuyas utópicas pretensiones consiguió las figuraciones y las representaciones más logradas.

Esta ambivalencia del artista se aprovecha para presentar la peculiar lógica de las relaciones entre la vanguardia y el realismo socialista, el cual se entendía a si mismo, como una suerte de vanguardia artístico-política para el proletariado, sincronizada con la construcción política de la utopía soviética. Por esos se incluyen obras de, entre otros, Malévich, Kruchionij, Tatlin, Lissitzky; de Popova, Ródchenko, Mayakovki o Telingater; y de otros realistas como Petrov-Vodkin, Pimenov, Moor o Samojvalov.

La exposición abarca la obra de Deineka desde sus inicios en los años veinte, hasta sus obras crepusculares de los años cincuenta, en las que el halo de futuro, que poseen sus composiciones primeras, adquiere la dura materialidad del gris, ese gris de la vida cotidiana en la que la utopía se solidificó: Encontramos obras de su trabajo como grafista, sus extraordinarios carteles, (que tantos influyeron en la cartelería republicana española) y obras de gran formato con escenas de masas entusiastas y de fábricas, de deportistas, (cuyos cuerpos son tratados y representados de una forma muy personal, muy alejados del paradigma occidental del arte grecorromano),de agricultores, de la idílica y ensoñada vida soviética, que son magníficas realizaciones pictóricas de gran belleza formal, enorme fuerza expresiva e impresionante captación del movimiento y en su caso de la serenidad y del lirismo, que ciertamente impresionan por su alto valor artístico, que, aunque desconocido, siempre ha tenidos seguidores, porque su obra es sencillamente asombrosa, no en vano el mismo Henri Matisse calificó a Deineka como el artista de más talento y más avanzado de todos los jóvenes artistas soviéticos.

Como dice Christina Kiaer “ahora que el arte contemporáneo, al incluir diferentes estilos figurativos, ha desafiado por completo las ortodoxias, ahora que los estudios revisionistas de la historia cultural de la Rusia soviética están desafiando el modelo totalitario, (el discurso único, digo yo), según el cual el realismo socialista siempre ha de considerarse falso, ha llegado el momento de contemplar, verdaderamente, a Deineka”, que “no fue un disidente, pero tampoco un ingenuo seguidor de una ideología. El conjunto de la obra que creó es concienzuda y brillante y ofrece, para bien o para mal, una biografía de la URSS en imágenes”

Así lo hemos visto nosotros.

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