Este
artista, toma la fotografía como excusa para crear obras de arte singulares, hermosas
en su desolación, plenas de un sentido de denuncia y completas de evocaciones y de insinuaciones.
Son
obras de mediano y gran formato, que captan de inmediato la atención y hacen
cautivo de ellas el espíritu del que las observa.
Desde
la potente y creativa imaginación de Pablo Genovés, (Madrid, 1959, hijo del
consagrado Juan Genovés) la catástrofe irrumpe en lugares símbolos arquetípicos de nuestra
cultura y convive simbióticamente con ellos, sean templos, teatros, salones
nobles o bibliotecas, todos hermosamente
embellecidos y ornamentados por los
pinceles y los cinceles de los más virtuosos artistas del pasado.
La
ruina y la desolación son metáforas de momentos secuenciales sin solución de
continuidad: Pasado y futuro, parados en un presente iconoclasta. , ya sea como
premonición de los cataclismos que el tiempo destructor produce insidioso y
pertinaz sobre los edificios materiales de nuestra cultura, ya sea como
alegoría del obsesivo desprecio de las raíces culturales de nuestra
civilización, que el discurso pretenciosos del “avantismo” interesado pretende
arruinar, como nueva frontera de
progreso.
Pablo
Genovés escoge añejas postales de las “librerías de viejo”, o más bien son
ellas las que le escogen a él, según sus propias palabras, y las trabaja
mediante procedimientos informáticos y digitales, siendo ocasionalmente
intervenidas por sus propias manos y pinceles, hasta conseguir las imágenes que
se ha propuesto en su proyecto creativo.
El
artista, dice, quiere plasmar en las fotografías de esta colección de
“Cronología del Ruido”, el silencio que sigue al ruido y ve a sus cuadros como
metáforas de la necesidad de reinventarse todos los días, en un proceso
imparable y creacional de renovación.
Creemos
que lo ha conseguido.
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