jueves, 7 de marzo de 2013

067.03* AGUIRRE, ALBACETE, OUKE LEELE, PÉREZ MINGUEZ PÉREZ VILLALTA Y OTROS. “LA MOVIDA” . GALERÍA DE ARTE AMADOR DE LOS RIOS. Fernando El Santo, 24. Madrid.




Quizás incluir a la llamada “Movida Madrileña” dentro de los movimientos contraculturales, -como Theodore  Roszak  denominó a estos fenómenos-, de la que ella sería parte esencial, puede ser improcedente, dada la limitada influencia que tuvo en el tiempo y en el espacio.

Pero lo que es innegable es que la “Movida” existió y ha dejado testimonios materiales y morales, en el sentido más sustantivo de la palabra, y un recuerdo colectivo de su realidad y de su mito, que se ha convertido a nivel ecuménico,- más por lo segundo que por lo primero-, en un lema, que despierta simpatías y evocaciones imaginarias, y por ello más excitantes, en quienes la mentan.


No es discutible que la “Movida” supuso una alteración en el normal devenir del arte en España y en las costumbres de aquellos tiempos y puede asegurarse, sin graves riesgos de exageración, que estuvo impregnada de una rebeldía y una espontaneidad, que fueron las palancas mediante las cuales aportó una manera nueva y genuina de sentir el arte en sus más diversas manifestaciones.

Desde luego no tuvo la trascendencia de lo que, en su momento, tuvieron las “Vanguardias”, entre otras razones, porque carecía de un sustrato teórico-filosófico, que moviese la actividad intelectiva de sus integrantes, que se limitaban a vivir un existencialismo relativista.

Así, las gentes de la “Movida” se expresaron a través de la música, trayendo el punk y otros ritmos folk; del cine, con Almodovar, Trueba, Colomo y Zulueta; de la literatura y su sub-genero, el comic, en donde, Ceesepe, (Carlos Sánchez Pérez) y El Hortelano, (José Alfonso Morera Ortiz), -hoy pintores que gozan de reconocimiento mundial-, velaron sus primeras armas, al amparo de editoriales nacidas al calor del movimiento; de la prensa, con la aparición de algunas decenas de fanzines, de intensa vida, pero corta duración; de la moda, con Ágatha Ruíz de la Prada, como paradigma; de la fotografía, con Ouka Leele y los hermanos Pablo y Luis Pérez Mínguez; de la pintura, con Alfonso Albacete, Carlos Alcolea, Carlos Franco, Luis Gordillo, Rafael Pérez Villalta y un largo etcétera; y de otras facetas de la comunicación social.

Todo ellos se relacionaban en los locales nocturnos del barrio de Malasaña y aledaños, algunos de los cuales superviven, manteniendo el espíritu del movimiento, un tanto petrificado, por lo que supone haberse ya constituido en “instituciones”, que se desenvuelven adaptadas a las necesidades y exigencias de las nuevas generaciones, si bien conservando una adicta y “madura” clientela, que vive sus noches y espectáculos con la nostalgia de aquellos “tiempos mejores”.

Conviene señalar que en cuanto a pintura y dibujo se refiere, la “Movida” no crea ningún movimiento específico en relación a la concepción del arte, pues prácticamente la totalidad de los artistas que viven dentro de su mundo los años tempranos de sus carreras, están inscritos dentro de lo que se ha venido en llamar  la “Nueva Figuración Madrileña”, desarrollada en los años setenta. Los que se consagran a su calor, sin figurar en la nómina de esta corriente artística, terminan adoptando los paradigmas y pautas estéticas que desarrollan aquellos integrados en la Nueva Figuración.

Coincidiendo con el trigésimo tercer aniversario del concierto celebrado en homenaje a Canito, (muerto en accidente de tráfico), efemérides que se ha tomado como punto inicial de la “Movida”, la Galería Amador de los Ríos, ha organizado esta exposición, recogiendo obra pictórica, gráfica y fotográfica, de diversos artistas que participaron en aquel movimiento.

Encontramos obra en distintas técnicas de artistas de la Nueva Figuración Madrileña, tales como: Carlos Alcolea (1949-92), Chema Cobo, Carlos Franco, Luis Gordillo, Sigfrido Martín Begué (1959-2010) y Guillermo Pérez Villalta, de alguno de los cuales ya hemos tenido oportunidad de hablar en ocasiones precedentes. Figuran obviamente nombres nacidos el calor de la “Movida”, decimos: Juan Antonio Aguirre, Alfonso Albacete, Jaime Aledo, Dis Berlín, Carlos Forns, Herminio Molero, Manolo Quejido y Javier Utray (1945-2005).

También la fotografía está representada por dos carismáticos artistas, que se integran en la “Movida”, para ser testimonio de su espíritu, nos referimos a Pablo Pérez Mínguez- PPM (1946-2012), con sus fotografías de los tipos frikis y estrambóticos que deambulaban por las noches de Malasaña y a Bárbara Allende Gil de Biezma.- Ouka Leele y sus fotos que hablan explicando situaciones.

Merece la pena acudir a contemplar las varias docenas de cuadros expuestos, máxime si se piensa en que, a medida que pasa el tiempo, cada vez se hace más difícil reunir obras, que estos artistas realizaron bajo los impulsos vivenciales de aquel movimiento, que quiso encontrar un camino más abierto a la espontaneidad y a la provocación, y que el coleccionismo va retirando de la circulación.

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