De nuevo el Taller del Prado y
Paco Molina, nos presentan una muestra de la obra de Juan Alcalde, mas, en esta
ocasión, en pequeño formato, como queriendo dar a todos los coleccionistas, una
nueva oportunidad.
Ya hemos hablado de este esplendido
y genial artista figurativo universal, (con obra presente en distintos museos
del mundo), nonagenario joven e inquieto; tan clarividente, como inteligente,
tan incisivamente irónico, como, por qué no decirlo, divertido.
Características, todas estas, que definen su pintura, que es sencilla en la
composición y lenguaje formal, pero compleja en su comprensión y fuerte en su
impacto visual y emocional
En 1933 ingresó en la Escuela de
San Fernando, pasando después a Francia, inicio de una larga vida, profesional
y personal, azarosa y aventurera por imposición de los aconteceres de su devenir
vital.
Juan Alcalde, es de difícil
adscripción a tendencia o escuela alguna, (aunque tuvo alguna vinculación con
la llamada “Escuela de París”), ya que este artista se caracteriza, como seña
de identidad singular, por ser creador de una manera de concebir el cuadro, en
donde el dibujo juega un lugar destacado y los blancos y colores grises lo
impregnan de lirismo y enigma.
Pintura que prescinde de lo
superfluo, revela el alma de las personas y aún de las cosas, y que expresa
atemporalmente la soledad, sin que el ánimo caiga en melarquía, aunque nos hace
meditar.
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