viernes, 25 de octubre de 2013

086.10* ORLANDO ARIAS MORALES HECHICERO DEL COLOR. C. C. NICOLÁS SALMERÓN, Mantuano, 51. Madrid




Comisariado por “Arte y Artistas”, vuelve este pintor a exponer una amplia muestra de su pintura más reciente.

Orlando Arias Morales, pintor boliviano, (Potosí, 1954), siguiendo una larga y fructífera carrera, con exposiciones, desde 1976, en las más importantes ciudades de Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Panamá, Chile, Estados Unidos, Italia, Bélgica, Francia y España, nos presenta de nuevo los coloristas retratos de su Valle natal, en el que discurre su niñez y que imprime en sus alma y mente las improntas de las vivencias que , arraigadas en atavismos ancestrales, conforman las formas de vida y la idiosincrasia de aquel su país, alimentado permanentemente por la realidad folklórica de un pueblo, al que queda unido con los sutiles e indestructibles grilletes del espíritu.


En este sentido su compatriota  Evangelina Navia reconoce en la pintura del Orlando Arias “sus raíces, que se expresan en sus colores, estos colores que son la esencia de su identidad y representan sus ancestros y la diversidad de su tierra boliviana, que está enraizada en la hondura de su naturaleza y en su espíritu artístico”, pues  la riqueza de colores y el empleo de los contrastes es muy propio de aquellos países andinos.

De forma tal que ante su pintura nadie queda indiferente, pues, por demás, su estética formal es atrayente por su fuerte y contrastado colorismo arraigado en un sustrato etnológico, que imprime carácter a sus obras.

Pintura de un barroquismo icástico, si se me admite el oxímoron, pues fluye de lo más prístino de su ser y de su cultura original.

Hacemos nuestras las palabras del crítico de arte, Juan Cobo cuando, glosando al pintor, dice: “Orlando es un hombre que lucha por los conceptos, como ofrece simbolismos más o menos intangibles, pero que él controla y domina y para los que busca formas adecuadas, precisando más, sus formas exactas”, lo que da como resultante una pintura icónica, en la que la figura pasa a ser el soporte de abstractos y esenciales gestos y ademanes, añadimos.

La pintura de este artista expresa un meta-realismo, inscrito en el arte de la subjetividad y que se  introduce en los espacios que penetra la fantasía, aspecto que Joan Lluís Montané reconoce, (Catálogo de “Juego de Formas y Colores”, Mayo, 2011), cuando dice que “Orlando Arias es un metafísico que profundiza en lo surreal, para instalarse en la prodigiosa evidencia de lo que existe, en una circunstancia más profunda que la esencia onírica y más próxima a la mirada del más allá”

Orlando Arias en un pintor, (y también un escritor), de un humanismo místico; introvertido, sumido en sus pensamientos filosóficos, quizás origen o causa de su aspecto exterior retraído y si se quiere huidizo, sin embargo persona rica en convicciones arraigadas.

Aspecto que recoge en el catálogo de su anterior exposición, el crítico de arte argentino, Antonio Gabriel Guzzo, señalando que “su pensamiento, siempre inquieto, inquisidor y en busca de verdades, va plasmando sus convicciones y propuestas en un crecimiento espiritual de inigualable expresividad”. Lo cual, añadimos, da como resultado una pintura que evoca, y aún más, provoca emociones, como alguien precisó junto a nosotros.

Traigamos finalmente las palabras de la comisaria de la exposición, la crítica de arte Manoli Ruiz Berrio, plasmadas en el catalogo: “La obra, que hoy nos presenta Orlando Arias, es totalmente nueva, diferente, un surrealismo mágico que nos recuerda a lo sencillo, a lo etéreo en la figura; sus máscaras definen el escenario de su teatro mágico, pero todo con una profusión de tonalidades, que sin duda dejan constancia de la identidad de su paleta”.

Por algo se le titula de “Hechicero del Color”, mote que nosotros ratificamos.

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