Pertenece este pintor a ese grupo
de artistas plásticos de la postmodernidad, que toma el neo-expresionismo, como
medio para manifestar y opinar sobre la fenomenología existencial en la que el
hombre, residenciado en los dominios de la ley y el orden, se encuentra sub-juzgado
y oprimido por esa ley y ese orden y, sobre todo, por aquellos encargados de
velar por su cumplimiento.
Son estos los que se valen de las
inquietantes y poderosas estructuras creadas ad hoc, con las que se imponen
decisiones, se articulan procesos y se paraliza el ejercicio del libre albedrio
de aquellos, para los que, y en protección
de sus derechos, se promulgaron las normas, proclamando la salvarguardia de los
mismos, sin que pueda contraponerse asertividad alguna, por no encontrar oidor
que escuche.
Es la burocracia, el piélago de
normas e instrucciones, la ausencia de empatía y comprensión. Inversamente, es el
sentir la impotencia, el grito que no se escucha, el vacío, la insignificancia.
Es, al fin, el universo kafkiano y su existencialismo angustiado y angustioso.
Todo eso y más y más, expresan en
su narrativa plástica, con su particular lenguaje pictórico, los cuadros de
Gustavo Díaz Sosa, (Sagua la Grande, Cuba. 1983), que con su paleta fría, nos
lanza gélidas denuncias a los ojos, pero punzantes a la mente y candentes al
corazón, en los que los seres humanos quedan reducidos insistentemente a pequeños
bultos, semejantes a hormigas domesticadas, y siempre observados, vigilados
desde arriba, en ominoso picado, domeñando aún más su pequeñez, agónicamente
sometida a unas arquitecturas, que con su verticalidad aumentan más su
insignificancia y su nada. Efecto aumentado por el empleo inteligente de unas
perspectivas resueltas con notable talento.
Participa este pintor de las
mismos sentimientos, que explosionaron, quizá esta la palabra más adecuada, con
el neo-expresionismo de Baselitz y Keifer, cuyo paradigma ha sido aceptado en
la post-modernidad por numerosos artistas, que han elegido esta pauta para dar
salida a sus percepciones y reflexiones sobre la humanidad, que se duele de las
heridas que así misma se ocasiona. Y es precisamente en la América del Sur, donde
esta simiente ha germinado de forma notable. Aquí ya hemos tenido ocasión de
hablar sobre dos interesantes artistas, incluidos en esta línea de acción
pictórica: Del mejicano Juan Sebastián Barberá Durón y del también cubano
Carlos Boix, ambos con sus fuertes personalidades. Como lo es la de Díaz Sosa, que
se expresa con fuerza y convicción estética.
Me gustan los cuadros originales de Gustavo Díaz Sosa, son muy interesantes e inquietantes a la vez, como p.ej los de la serie Gente Maravillosa. Así que gracias por este post ;)
ResponderEliminarLos cuadros de su serie "La Humillación de la Belleza" me parecen los más inquietantes de Gustavo.
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