viernes, 31 de octubre de 2014

109.10* NEBOJSA DESPOTOVIC. PIEL FRÍA. GALERÍA PAULA ALONSO. Lope de Vega, 29. Madrid.







Cabe preguntarse si son retratos de niños, o quizá expresión de sentimientos agónicos de una infancia ya pasada, los que pinta este artista serbio, (Belgrado, 1982). Son sin duda retratos inquietantes, quizás angustiosos. Es expresionismo, que recoge toda una tradición heredada por esta postmodernidad.


Esta “Piel fría”, se manifiesta en una estética patética, cercana a una diégesis tanatológica de los personajes, a los que borra cualquier expresión vitalista, sea en rostros o cuerpos; únicamente en el fulgor de los ojos se descubre un intenso vigor de vida, que, en ocasiones, no solo intimida, sino que, incluso, amenaza.

Amenaza que se ve reforzada por las perturbadoras composiciones en las que se mezclan  lo normal, lo real y lo manifiesto con sus antónimos lo extraño, lo artificial y lo mistérico, todo ello expresado en los tonos grises y fríos que aportan la gama cromática del azul mahón y el granate azulado.

De fuerte impacto por la dualidad enfrentada entre lo bello y lo deforme, con la pretensión, como Kokoschka o Bacon lo hicieran, de abstraer la psique de los personajes re-presentados, o, quizá mejor, expresar la plasmación paradigmática de unas percepciones presentidas o, posiblemente, vividas y experimentadas, pues se nos antoja que esta pintura hunde sus raíces en una prospección psicodélica de la propia niñez del artista.

Como la de Arnoll Schoenberg, la pintura de Despotovic posee una esencia simbolista. En ambos la obra pictórica adquiere una concepción holística, interpretada como una síntesis efectiva y no como un añadido compositivo de distintos recursos pictóricos. La interpretación de los cuadros de este artista requiere de una cierta hermenéutica, que ha de aportar el observador en atenta prospección  de las intenciones del autor.

No es pintura fácil, evidentemente, y hasta es posible que, inicialmente, cause cierto rechazo, como pudieron causarlo en su momento las “Pinturas Negras” de Goya o el Grito de “Munch”, mas con estos lienzos Despotovic nos adentra en un universo, sin duda perturbador, pero también sugestivo y no carente de poesía implícita en una semántica polisémica..




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