La colisión dialéctica entre
colores y la narración cromática en que se sintetiza la totalidad compositiva,
es lo que no solo seduce a este artista alemán, (Dessau, 1968), sino que es el
objetivo obsesivo en su producción artística.
Siendo uno de los pintores actuales
que aceptan el legado aportado por el siglo XX, nucleado en el paradigma del
color y de la forma como esencia ontológica de la pintura, le es permitido realizar
una pintura liberada de cortapisas dogmáticas, explorar universos expresivos imaginarios
y plasmarlos en creaciones, no sólo “difíciles de explicar con palabras, sino
también imposibles de representar en fotografías”, según el propio Kanter
manifiesta.
La pintura veneciana del los
siglos XVI y XVII, de la que es apasionado estudioso, es para él fuente inagotable
de inspiración a la par que le ha abierto su espíritu al reconocimiento del
color, no como materia inerme extendida sobre el lienzo, sino como materia
animada y cambiante, tal cual “el amarillo de un limón seco”, que Tiziano supo
re-crear, cuando pintó el abrigo del dux Francesco Venier.
Sus creaciones son co-rrelatos
interpretativos de cuadros de los grandes maestros clásicos, de los que toma los
colores que definen la entidad formal y armónica de las composiciones y de los
juegos de contrastes que entre ellos se verifican. A partir de aquí, como Mark Rothko,
Joseph Albers o José Guerrero hicieran, se ha afanado obstinadamente en
descubrir las calidades y la “vida” con que los colores, en sus infinitas
tonalidades y matices, pueden ser expresados.
Desde esta dualidad pictórica, su
iconografía se sintetiza y simplifica de forma sustancial y se articula en
torno a elementos separados, pero interrelacionados entre sí, -que se
corresponden con los diversos componentes figurativos del cuadro que transpone
interpretativamente- y que se concretan en distintas formas cilíndricas,
distintamente coloreadas y matizadas y organizadas con cierta intención
imitativa de las figuras del cuadro originario, del cual se re-interpretan, de forma
muy sintética y simplifica, los fondos y los colores de suelos, cielos y
paisajes.
Las obras de Matthias Kanter están minuciosamente trabajadas. Desde su
personal interpretación de la pintura, satura al espectador de colores, armonías
y contrastes, apelando a los sentidos, que se sumergen en un universo excitante
de naturaleza cuasi paranormal.
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