sábado, 7 de noviembre de 2015

133.10* ILLÁN ARGÜELLO. OBRA RECIENTE. GALERÍA MY NAME’S LOLITA ART. Almadén, 12. Madrid



La impresión que se tiene “prima facie” cuando se está ante un cuadro de Illán Argüello, (Madrid, 1968),  es la de estar viendo una pintura geométrica o constructivista, pero pronto el equívoco desaparece, al observar que la figura geométrica central de la obra está inmersa compositivamente en un espacio, que profundiza tras el objeto y combina con éste.


De esta manera, figura y espacio forman un cuerpo único y mediante el juego de perspectivas, luces y tonalidades de  los colores, el cuadro presenta una complejidad narrativa, cromática y textural, que le dota de unas significaciones, que van más allá de las simplemente plásticas y estéticas y que requiere una consideración holística de la obra para su total comprensión.

Illán Argüello, (Madrid, 1968), es un  creador. Su imaginación concibe formas de edificaciones inverosímiles, de jardines irrealizables y de artefactos de inútil construcción, pero cuyos bosquejos, bien podrían ser la base del origen de arquitecturas, de jardines y de instrumentos posibles, útiles y de avanzado diseño de una novísima bauhaus.

Mediante el juego de planos y superficies, de luces y de sombra, Illán construye unas figuras en estudiada poli-perspectiva, la cual les da grandiosidad, volumen y elegancia, sumergidas en unos espacios diáfanos e ilimitados, en los que pueden distinguirse distintos planos intermedios, hasta perderse en la infinitud de unos cielos crepusculares, en donde unas livianas nubes flotan como inocentes ovnis y una minúscula luna brilla en la oscuridad cobalto o verde-oliva del lejano vacío infinito.

El leguaje cromático de este artista es a la vez simple y complejo. Sus colores son puros y planos, en los que solamente tornasolan las sombras, conforme la fuente de luz interna del cuadro incide sobre ellos, consiguiendo así una mayor percepción de volumen y profundidad. Pero también de inquietante intriga y de una sensación de turbadora pertenencia a un algo misterioso que presentimos rige ese universo, al tiempo que nos parece escuchar las tremendas notas de Ligeti, con las que Stanley Kubrik solemnizó escenas cruciales de su film “2001. Una Odisea del Espacio”.

El artista, con depurada técnica tanto en el dibujo, como en la aplicación de la pintura sobre el lienzo, logra unas texturas y tonalidades similares en transparencia y limpieza a las que el buen acuarelista consigue, y que recuerdan a los acabados y efectos que Josef Albers consiguió en sus obras reconocidas del “Homenaje al Cuadrado”.

Digamos, en fin, que hemos descubierto en la obra de Illán Argüello una técnica irreprochable, un lenguaje formal muy estudiado y una estética realmente atractiva, que transmite perfección, poesía y misterio




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