Una
vez más emerge, en el campo del “nuevo arte” de la fotografía, una figura que
ha encontrado en esta técnica la vía de expresión plástica de las ideas y
visiones que la figura humana le sugiere y que, con su talento, el sabe plasmar
en actos creativos de muy alto nivel de excelencia.
A Jaume de Laiguana, (Jaume López, -Barcelona,
1966-, que proviene del mundo profesional de la comunicación gráfica), como
artista plástico, le interesa mucho la figura y tanto como captarla y revelarla
con la mayor fidelidad posible a la realidad objetiva.
Es
más, le interesa ampliar el campo de la visión humana, acercando a la pupila
del espectador los detalles, que normalmente pasan desapercibidos al ojo, -aun
cuando se trate de una mirada atenta-, para poner al descubierto la belleza que
encierra la imperfección, si ésta se presenta envuelta por el halo mistérico
que rodea a lo desconocido, cuando nos es manifestado subitánea e intencionadamente,
con ánimo de sorprender nuestra ignorancia o nuestra ingenuidad, que en esencia son una misma
cosa.
En
palabras este artista, del cuerpo humano le interesa, no solo la expresión
corporal y gestual, cuerpos y rostros, sino también los detalles íntimos e
irrelevantes para el común, pero que él convierte en categoría de arte: en
fotografías extraordinariamente cuidadas en el enfoque y la iluminación de las
figuras fotografiadas; luces y sombras. Lo suyo es una fotografía testimonial,
pero realizada buscando las características esenciales definitorias de objeto
artístico
En
esta muestra del “El lenguaje de la piel”, - a través de dieciocho
macro-fotografías en blanco y negro-, Jaume de la Iguana evidencia cómo es
posible llegar a plasmar en imágenes toda una teoría sobre las formas y la
textura de la piel azabache de su modelo y, como mistagogo oficiante de un
ritual esotérico, hacer emerger de las imágenes una tensión emocional radicada
en fuerzas apotropaicas.
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