La crónica vital de Juan
Fernández, de este laborioso, tenaz y perseverante pintor onubense, (nacido en
Ayamonte, pero residenciado en Madrid desde hace treinta y seis años, y enamorado de sus calles
y de sus plazas), pone de manifiesto su talento, con el que aborda temáticas y
universos tan dispares, como las que expone en esta colección.
El pintor nos ofrece en “Reflejos
de Realidades” una sinfonía en distintos tempos cromáticos e interpretativos,
sustantivados en obras sobre el paisaje urbano de Madrid. En una serie de
cuadros que interpretan los canales de Amsterdam con sus reflejos del agua. Y
en otra de retratos que certifican su
polifacética y potente capacidad perceptiva y su talento para expresar
convincentemente los cuatro elementos de la naturaleza: la tierra, el agua, el aire
y el fuego.
En efecto, haciendo uso de una
acusada sensibilidad expresiva, Juan Fernández, pintor figurativo de amplio
espectro, de un gran realismo en sus cuadros, que reproducen las calles
madrileñas en las horas cercanas a los crepúsculos con gran y vivo colorido, valorizado por el Sol
vespertino o matutino que fulgura en los altos edificios, cuyas sombras son
como los armónicos de una sinfonía que eclosiona ante nuestra vista.
De otra parte, los ondulantes reflejos
de las aguas de los canales de Amstendam le permiten mostrar su maestría en tan
espectacular temática, que alcanza su máximo esplendor, cuando sus pinceles
llevan al lienzo los reflejos fractales, entrópicos y coloristas de las aguas
fluyendo por los cauces de una de las más señaladas venecias del norte
Juan Fernández, artista de oficio
depurado y refinado en el transcurso del tiempo, sin perder sus raíces y
convicciones primigenias ha evolucionado en la calidad de sus cuidadas composiciones y terminaciones de sus
cuadros, que se han convertido, por mor de su gran oficio, en ventanas abiertas
a la ensoñación.
El artista se muestra muy cercano
al hiperrealismo, interpretando la realidad observada a través de la sabia
combinación de líneas, formas y colores que dotan a sus obras de sobresaliente
armonía y de gran impacto visual, que fascinan las miradas y embelesan por su
fineza y poesía.
Pintura, de un gran realismo,
rigurosa en sus planteamientos formales, cálida por su paleta, aún cuando en
sus aguas y reflejos prevalezca el frío de sus azules pero siempre entreverados
y enriquecidos por las luces coloristas de los reflejos, creando un mundo delusorio
e hipnotizador.
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