El nombre de Francisco Mateos, (Sevilla, 1894. Madrid, 1976), figura destacada de nuestra modernidad artística, “es otro más de los que nutren la nómina de los olvidados en la
España artística de las últimas décadas. Veintitrés años después de su muerte
muy pocos son los que recuerdan su verbo suro y expresionista en la estirpe de
Goya y Solana, su conocimiento de Permecke y Ensor y la asunción de los
planteamientos de los miembros de “Der Blaue Reiter””, como señalaba Carlos
García-Osuna, en febrero de 1999, con motivo del homenaje que la galería María
Blanchard, le ofreció con la exposición de diez óleos, once acuarelas y dos dibujos, fechados entre 1960 y 1968, “con
escenas de un Madrid suburbial, áspero y desolado, con personajes circenses,
solitarios, comparsas, que llevan un dolor letal en cada una de sus muecas”…”personajes,
siempre alegres a pesar de sus deformidades, metiendo el escalpelo de la más
ruda ironía en estos seres que definen y limitan con su presencia el espacio
que ocupan en las composiciones, en un dibujo que acota lo esencial para que
posteriormente sea iluminado por un color, en el que predomina la tragedia,
aunque proyectada con un cierto sarcasmo”. Es la manifestación de
su expresionismo de “raíz irónico-trágica”, conforme lo define Beatriz Alegre
Carvajal en su micro-biografía del pintor,
Tuvo
una vida intensa y comprometida, tanto en el plano social, como en el artístico. Ya que, en
efecto, tras una exposición en el Ateneo matritense, consigue, en 1921, una
beca que le permite viajar por Alemania, visitando Berlín y Munich, en donde
tomó contacto con los expresionistas de “El Jinete Azul” y se inicia en el
grabado colaborando con la revista “Simplicissimus”, Bélgica y Francia,
residiendo en París, en donde dentro del grupo “Cahiers d’Art”, en 1928, es
nombrado muralista oficial de La Sorbona, en cuyas paredes está pintado el mural del que es autor
Francisco Mateos, hito artístico de muy altísima relevancia y singularidad.
Participó
también 1937 en el afamado Pabellón Español de la Exposición de París,
haciéndose un silencio posterior, hasta el año 1945, en que se incorpora de
nuevo a la actividad artística y social de forma regular: Expone, año 1948, en
el Museo de Arte Moderno y en 1950 en las Galerías Layetanas. Recibiendo la Medalla
de Oro Eugenio D’Ors (Premio Anual de la Crítica) en 1960 por la exposición
celebrada en la galería Mayer, en cuyas obras expuestas Venancio Sánchez Marín
, ( Revista de Arte Goya. 1960), encuentra que “Un eco de los fauves, de los
expresionismos alemanes, de las pirotécnias del modernismo e incluso de las
estampas japonesas se hacen en las obras de Mateos historia y resumen, casi
literatura. Pero tan fundido en el crisol personal de un talento plástico de
primer orden, que uno se olvida, ante estas obras, de la historia de medio
siglo de pintura europea y se entusiasma con la emoción primeriza del
descubrimiento”.
Gran
Premio Extraordinario en el Certamen Nacional de Artes Plásticas de 1962, y ”sustantivísimo
maestro de la pintura española actual”, tal como lo calificara, en coincidencia
con otros testimonios críticos rigurosos, Juan Antonio Gaya Nuño en su libro “La
Pintura Española del siglo XX”, que le elevan a la cumbre del arte español del
momento, junto a Pancho Cossio y al escultor Alberto Sánchez.
El
director de Orfila, Antonio Leyva, quien en 1961, doce años antes de que se
inaugurara la galería, editó en su colección TRILCE, las veintitrés planchas
que forman Papapájaros: síntesis
gráfica del ideario estético de Francisco Mateos, incluye en esta exposición
homenaje a quince grabados de esta serie, de reducidísima tirada, que se expuso
por primera y única vez, en 1962, en la casi mítica Galería Fernando Fe de Madrid
y la pintura que les dio título, junto otras dieciocho obras (óleos muy
representativos, varios de ellos reproducidos en la exhaustiva monografía que
Francisco Garfias publicara en 1977, y varias acuarelas, entre ellas algunos de
sus apreciados apuntes acuarelados con anotaciones manuscritas).
Mateos
expuso en Galería Orfila en 1974 (con textos en el catálogo de Manuel Conde,
Ángela Figuera, Gloria Fuertes, Lauro Olmo, entre otros), poco después de la
muy completa y esclarecedora antológica que el Museo Español de Arte
Contemporáneo le dedicara en el año 1973. También estuvo presente en la muestra “Diez Maestros del Expresionismo
Figurativo en España”, celebrada en esta misma galería en 1992.
Este
es la figura de Francisco Mateos, cuya polifacética obra merece ser conocida.
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