Una de las características de esta muestra radica
es la rica variedad de estilos de las
obras presentadas por los seis artistas que las exponen, unidos en un grupo,
que no academia ni escuela, para insuflarse el ánimo que de esta unión y de una consciente asertividad, basada en su mutua pasión por el arte, dimana.
No todos son conquenses, pero han tomado a la ciudad de Cuenca como sede del desarrollo de su actividad artística, quizá porque dentro de sus muros y aupados sobre ambas hoces, se encuentran en un entorno, no solo favorable, sino estimulador de su concepción del arte de la postmodernidad, que irradia prístinamente del Museo de Arte Abstracto Español, centro capital para ver, entender y gozar, de manera esencial y concentrada, qué es y qué significa la pintura abstracta, (Zöbel, Torner, Rueda y otros treinta y cinco artistas); el Centro de Arte Contemporáneo-Fundación Antonio Pérez, (Millares, Lucebert, Carmen Calvo,..); la Casa Zavala, sede de la Fundación Antonio Saura; el Espacio Torner y una amplia oferta artística que incluye la Catedral y su tesoro catedralicio y otros museos, que completan un repertorio cultural y artístico de amplia y alta gama.
No todos son conquenses, pero han tomado a la ciudad de Cuenca como sede del desarrollo de su actividad artística, quizá porque dentro de sus muros y aupados sobre ambas hoces, se encuentran en un entorno, no solo favorable, sino estimulador de su concepción del arte de la postmodernidad, que irradia prístinamente del Museo de Arte Abstracto Español, centro capital para ver, entender y gozar, de manera esencial y concentrada, qué es y qué significa la pintura abstracta, (Zöbel, Torner, Rueda y otros treinta y cinco artistas); el Centro de Arte Contemporáneo-Fundación Antonio Pérez, (Millares, Lucebert, Carmen Calvo,..); la Casa Zavala, sede de la Fundación Antonio Saura; el Espacio Torner y una amplia oferta artística que incluye la Catedral y su tesoro catedralicio y otros museos, que completan un repertorio cultural y artístico de amplia y alta gama.
Oferta intensamente apurada por ellos, como el
sumiller cata el buen vino, de la que obtienen inspiración y conocimientos,
incluidos los puramente técnicos, que son poderosos impulsos para su propia
actividad heurística.
Iniciamos
el relato de la muestra con el tarraconense Fernando Pellisa, al que se
presenta en el catálogo, como “el patriarca de todos” y “pintor consolidado,
con una paleta armónica de colores y un magnífico dibujo”, cuelga cuadros de
regular tamaños, en los que un cierto aire solanesco de los personajes y sus gestos
transmiten dramatismo y emoción, que el poeta J.Llop S. sintetiza en sus verso,
cuando dice: “Retumba, rumba, rumba, la tormenta/ mientras Pellissa pinta/Rasga
el rayo, ayo, ayo, las sombras,/quebradiza luz efímera/azufre, incienso y
narciso.”
Entre
cinco pintores está el escultor José Luis Martínez, que trabaja el hierro y la
fragua, presenta una colección de estructuras abstractas de naturaleza
fundamentalmente geométrica, en las que el elemento nuclear de la obra es el
triángulo isósceles, de altura inferior a la base. Con estos triángulos,
soldados en series continuas y disposiciones variadas, logra armazones con los
que el escultor modela y moldea el espacio
En
efecto, en ellos toman más importancia los huecos y la luz, que a través de
ellos transcurre, que los propios componentes materiales de la escultura, pues siendo
las esculturas piezas inmóviles, la circulación del observador a su alrededor
las dota de una movilidad óptica sorprendente y tan sugestiva como pueda ser
aquella que procede de la observación de una escultura de Calder o de cualquier
obra del arte cinético.
Nicolás
Fernández es conquense, dibujante que traza, con rasgos seguros, proteicas
composiciones, en las que los sueños más agobiantes se materializan en
entrópicos conjuntos de personas, animales y cosas, en los que, en un aparente
caos, “ha creado su propio mundo onírico, sus personajes surrealistas, sus
casas colgantes con patas de pulpo gigante, haciéndole un guiño al que las
observa”, como dice Raúl Torres, hablando de sus dibujos a plumilla. Y como
dice el catálogo en su presentación “Tiene potencia su obra, es expresiva,
moderna, crea un ambiente de sorpresa y expectación y eso le hace único”.
Pablo
Tapia, quiteño pero afincado en Cuenca, del que el escritor ecuatoriano,
Guillermo Meza, ha escrito con gran acierto, glosando su el arte, “que en Pablo Tapia surgen dos
vertientes de la pintura relacionada con lo indígena: la primera, inicial en la
andadura del pintor, cercana al costumbrismo, aunque sobrepasada por la captura
psicológica; la posterior, que ahonda en lo que de trascendental tiene la
simbología indígena”, haciendo la diégesis artística del pintor.
Es
Pablo Tapia artista con notables recursos pictóricos, colorista, como todo
pintor de las serranías andinas, e inmerso en el estilo étnico que la pintura
tradicional que caracteriza al subcontinente hispano-americano. Es su obra fundamentalmente
simbolista, con cierta paronomasia con los grandes muralistas sudamericanos y
técnicamente muy bien realizada.
De
José Javier Domínguez se escribe en su presentación que cada una de sus obras “lleva
implícito un mensaje difícil de expresar con palabras. El idealismo, la
soledad, el amor, la rebeldía social, la naturaleza y los contenidos psicológicos
más íntimos del ser humano son vertidos en sus obras desgarradoramente, con la
pasión de quién suele mirar hacia dentro para después compartir lo hallado en
un lienzo, o en cualquier soporte capaz de albergar una nueva creación”.
J.
J. Domínguez es esencialmente ceramista, arte que tiene como profesión,
circunstancia que influye fuertemente en la manera de tratar la figura y el
color en su obra pictórica. Sus cuadros entran dentro de lo que generalmente se
describe como surrealismo, con figuras distorsionadas e imposibles en el mundo
real, pero sin abandonar la representación naturalista de los objetos pintados.
Alfredo
López Bodoque, conquense y viajero impenitente; colgado de la poesía y de la
música,siente
el color, las líneas y las formas y se define a sí mismo como un surrealista,
“aunque un surrealismo en plena evolución y con unos lazos algo contemporáneos
o no… Yo siempre digo que esta etapa es para fusionar”, eterno dilema y
tentación del artista de la postmodernidad.
Su
genio es transmitir, con su pintura,
poesía, armonía y emociones, lo que le lleva a plasmar sus sensaciones
en cuadros expresionistas, con esenciales connotaciones abstractas, en los que
lo real (o figurativo) y lo irreal (o el color y la forma) se fusionan en feliz
concurrencia, determinando cuadros de gran personalidad y muy identificables,
que presentan en su espacio plástico enigmáticos y mistéricos ambientes, que
turban y, a la vez, inducen a una cierta emoción.
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