miércoles, 20 de febrero de 2019

192.01* HELI GARCÍA . LOS DIAS VERDES . GALERÍA BAT ALBERTO CORNEJO. María de Guzmán, 61. Madrid



Se conecta con las obras del pintor Heli García, (Granada, 1983), con la  inmediatez de la sinapsis y, a través de ellas, con lo prístino, lo vigorizante y con lo saludable, pero también con lo entrópico y con lo inevitablemente agresivo del entorno que ofrece la naturaleza al ser humano.


Pertenece este pintor a una generación cuyo discernimiento de la realidad está íntimamente ligado a lo digital. En este sentido, su trabajo pictórico va dirigido a lanzar una mirada sobre esa realidad, con el propósito de superar la acumulación iconográfica con que los medios nos saturan, por lo que, como el  propio artista ha manifestado, su aspiración como pintor le ha llevado a aportar algo ajeno a las normas y leyes existentes en el mundo real, pero no ajeno al mundo mismo. Este elemento ajeno se encuentra, fundamentalmente, en la propia materialidad del acto pictórico.

En efecto, Helí García hace una propuesta muy personal y reconocible  mediante una pincelada vigorosa, practicando un particular y trabajado divisionismo, en donde predominan los verdes, azules y blancos y que da al cuadro una luminosidad y viveza, que no deja impasible a nadie  desde el mismo momento que el observador se pone en presencia de sus obras.

Interesado, en el inicio de su diégesis pictórica,  por el expresionismo abstracto, el pintor se fue reconciliando poco a poco con la figuración, como expresión pinacular del arte pictórico.

De otra lado, la mayor parte de sus actuales motivos pictóricos remiten a episodios de la infancia, y a sus vínculos con la naturaleza; dos ámbitos que apuntan a recuerdos particulares, -“Los días verdes” se convierten en la realidad de García, en un Taiwán que ya quedó lejos-, los cuales son trascendidos para desembocar en un territorio universal, donde se expresan cuestiones vinculadas al poder, la vanidad, el paso del tiempo o la inocencia, a través de los cuales el artista pone de relieve la dimensión lírica que está implícita en el cuadro.

Para ello, somete a la imagen a diversos procesos de distorsión de la realidad a través de un expresionismo gestual de fuerte carácter, cuyas raíces están en sus primigenias prácticas del expresionismo abstracto.

Y es que las imágenes de Helí García nos resultan, también, extrañamente familiares; están elaboradas con pinceladas densas y gestuales que desvirtúan el sentido realista de la mímesis, para hacer más directo el acceso a la emoción. En cierto sentido, el artista asume en su procedimiento pictórico el funcionamiento de la mente humana, que no puede almacenar en la memoria consciente todo lo captado por los sentidos y olvida gran parte de nuestra información referencial.

Helí García relata, en fin, pictóricamente sus encuentros con él mismo y con una realidad imaginada, en cuadros plenos de total energía y comunicabilidad, que transmiten directamente emociones muy vinculadas a nuestros recuerdos y a la poesía.


BENITO DE DIEGO GONZÁLEZ
Miembro de la Asociaciones Internacional,
Española y Madrileña de Críticos de Arte

14/01/2019

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