Luce
especialmente este artista de la acuarela en sus paisajes, realizados con esa
particular técnica que, con su constancia y ánimo indagatorios, ha conseguido encontrar,
en un proceso realmente creativo.
Mediante
esta técnica compone sus cuadros con un muy característico lenguaje formal, que
los dota de una sorprendente seducción, basada en lo arcano y delusorio y que
se plasma en una cierta metátesis pictórica, a través de la cual la imaginación
del espectador boga complacido.
Porque
Pablo Reviriego, (Santa María del Berrocal-Ávila, 1948), es un artista de alma
inquieta y enamorado de su arte, cuya vocación ha sido alentada por grandes maestros,
a los que se ha acercado para imbuirse de su aliento e impregnarse de su
espíritu, de su impulso artístico, de su genio en una palabra, frecuentando de
muy joven el estudio de Benjamín Palencia y, más tarde, los de los maestros
Requena y Quesada, siguiendo ese camino agónico que le dirige hacia un
horizonte de excelencia y de un arte depurado.
Trabajo
y constancia y muchísimo entusiasmo, son las columnas jónicas sobre las que se
basa sólidamente el frontispicio del templo de la personalidad artística,-y
humana dicho más cabalmente-, de este hombre curtido por los avatares de una
vida plena de experiencias humanas, que sin duda, quedan reflejadas en su obra,
a la que dedica metódicamente una
considerable porción de su tiempo vital.
Por
otra parte, Pablo Reviriego es un activista y promotor del arte plástico, en
general, pero muy particularmente de la acuarela, debiéndose reseñar, para
hacerle la justicia que se merece, que ya va por la organización y comisariado
de la III Bienal Itinerante “20 Pintores unidos por la Acuarela”, que comienza
a ser tenida como un clásico en el panorama expositivo nacional y que constituye
un hito en el devenir de esta modalidad del arte en nuestra patria.
Este
mes de diciembre de este año de dos mil quince, la Asociación Española de Pintores
y Escultores, -de la cual es miembro de su Junta Directiva-, acoge en su sede una
exposición de su obra acuarelista en pequeño formato, que permite comprobar los
progresos que este infatigable artista viene consiguiendo, como fruto de una
vocación encendida y de su dedicación incondicional a ella.
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