miércoles, 17 de febrero de 2016

142.02* MERODIO. GALERIA DE ARTE ORFILA..Orfila, 3. Madrid



En los óleos y témperas que Carlos Merodio, (Madrid, 1945), presenta en esta exposición, -resultante fructífera de una larga carrera centrada en el arte de la pintura-, se encuentra una cierta paronomasia con autores, como el ”avant garde” del pop art, Alex Kant, en cuanto a la planitud de sus composiciones, o como con el Úrculo más reconocido, en cuanto a paleta y contenidos, o, en fin , con las obras del Equipo Crónica más cercanas al comic.


Sirvan estas alusiones para situar la línea estilística de este artista dentro de un marco referencial orientador, dentro de la pintura.

Las obras  de Merodio vienen estructuradas en una figuración enraizada en el paradigma cubista: Dibujo decididamente geométrico, como corresponde a un artista que ha transitado por el constructivismo y por tanto fundamenta su sintaxis compositiva en el entramado de líneas que delimitan las figuras representadas. Sin embargo debe notarse que ninguna figura, en general, está delimitada por una línea negra de trazo, sino que son los planos de los diversos y diferentes colores los que delimitan el dibujo  en sus líneas de contacto, lo que no empece para que en ocasiones aparezca la línea negra, para enfatizar determinados aspectos que el artista quiere destacar del conjunto, si bien manteniendo la armonía global.

Composiciones que huyen de cualquier apariencia de profundidad espacial, por tanto marcadamente a-perspectivas, que son el resultado de una búsqueda voluntaria,- con la dificultad que ello entraña-, de ajustarlas visualmente a las dos dimensiones que definen al plano, pero que consiguen, sin embargo, que el observador pueda intuir la existencia de una profundidad llena por un espacio vacío, valga el oxímoron.

El lenguaje cromático, desarrollado en estas obras, definido por colores puros, lisos, sin matizaciones ni veladuras, siguen el paradigma fovista, asignando a cada objeto, no su color natural, sino aquel que el artista considera que expresa con mayor rigor, en una percepción holística de la composición, el intuido por su imaginario, dentro del cual diseña el ideal de la obra, como un total armonioso y contrastado.

Son cuadros luminosos, en los que no existen las sombras. Composiciones coloristas, que inducen al optimismo, pero no menos que a la meditación. Son cuadros que expresan realidades idealizadas, que llenan al espectador de luz, de color y de mil sugerencias, sea cual sea la imagen transportada al lienzo

Son composiciones esenciales, en lo que lo superfluo ha sido reducido a la mínima expresión, acercándose al canon que Josef Arbers estipuló, pero sin salirse de la figuración. 


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