El pintor Sergio Sanz, (Santander, 1964), nacido al arte de
la mano de Gordillo, Valdés, Villalba, Arroyo, Fraile,
Casamada, Pérez Villalta y Amat, artistas relevantes de la “Nueva Figuración Madrileña”
con los que coincidió en el Círculo de Bellas Artes capitalino, durante el cuatrienio 1983-1986 en plena apoteosis de la
contracultural holocracia artística, conocida como “La movida madrileña”.
Ese mundo contradictorio, al
tiempo liberador y opresivo por la fuerza de las pasiones desbordadas, fue el
yunque sobre el que se forjó la solercia y la personalidad artísticas de Sergio
Sanz, que, como otros, se resistió a caer en el apremiante utopismo de la
adhesión incondicional a las propuestas más novedosas, provocadoras y transgresoras
posible y prefirió ser fiel a la tradición, que le aportaban, por ejemplo, un
Pérez Villanta, eslabón que le permitía la unión a la nueva figuración
madrileña ya consolidada.
Consecuentemente, no es casual que en la totalidad de la obra de Sergio
Sanz se manifieste una figuración simbolista, plasmada en escenas enigmáticas,
que con cierta frecuencia se articulan dentro de los territorios del
surrealismo de Magritte o Chirico.
Así, en efecto, en etapas
anteriores de su periplo creativo, sus cuadros están poblados de personajes
inquietantes que habitan universos enigmáticos y sombríos. Sumidos en escenas
cargadas de referentes literarios y musicales, que dan a las composiciones
significados que trascienden a la simple entidad figurativa de las imágenes.
En “Lugares”, la minuciosidad
de la pincelada y la perfección del acabado de sus cuadros son muestras de un
trabajo profundo de investigación y consecuencia de una tenaz y muy elaborada
ejecución de los mismos, que son
resultado de la exploración de un camino diferente, en el que la figura humana
está prácticamente desaparecida y la temática social ha sido sustituida por paisajes y lugares solitarios, que se perciben
con la apariencia de estar velados por un fulgor selenita, como ensoñaciones del
duermevela.
Con la inteligente y personal aplicación de los principios del
divisionismo cromático a la realización de sus creaciones pictóricas, Sergio
Sanz alcanza una representación analítica
y objetiva de las imágenes y la realización de una pintura “ideista”, como la que
definió Grubicy, en sintonía con las ideas simbolistas que el artista persigue
en sus lienzos
La
técnica pictórica que Sergio Sanz aplica a sus cuadros, es lene en su
consistencia matérica, pero potente en su expresividad sugerente y sugestiva,
que evoca lo mistérico y lo mántrico.
Su
personal técnica divisionista, le permite
transformar la realidad objetiva mediante el manejo de la luminosidad.
De esta forma el artista llega a plasmar una figuración que, suspendida entre
realidad y símbolo, constituye uno de los rasgos más característicos de la
pintura de Sergio Sanz
Forma
divisionista, fondo simbolista y un cromatismo austero y contenido son
elementos sincrónicos, perfectamente imbricados en sus obras por unos pinceles
manejados con certería y versatilidad, convertidos en talismanes de creación de
imágenes, que sorprenden y cautivan.
BENITO
DE DIEGO GONZÁLEZ
Miembro
de la Asociaciones Internacional,
Española
y Madrileña de Críticos de Arte
www.domusdidaci.blogspot.com.es
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