jueves, 12 de septiembre de 2019

201 06* MARTÍ SAWE DYSTOPÍA GALERÍA KREISLER. Hermosilla, 8 . Madrid




Martí Sawe, (Barcelona, 1986), es un artista que a los catorce años empezó a pintar grafiti. Estudió, después, ilustración en la escuela de arte La Massana, trabajó durante más de 10 años como ilustrador, muralista y, más recientemente, como director de arte y de animación.


Declara estar influenciado por la pintura del “art brut”, marginal o sicótico de Adolf Wolfli, por el “arte primitivo” del mejicano Martín Ramirez y por el “arte bárbaro” del holandés Karel Apple, quién en los cuarenta del pasado siglo, practicó la estética de lo feo en el arte, partiendo de premisas primigenias, como el niño lo hace cuando por primera vez toma en sus manos lapiceros de colores y “emborrona” una hoja en blanco.

Tuvo años de fuerte actividad laboral en la ilustración, que le aportaron un sin fin de referencias e influencias, creando así una iconogrfía ecléctica y peculiar. Este hecho le llevó a una situación de continua investigación y búsqueda en zonas fuera de lo que él llama “mi confort”.

Así pues, Sawe proviene del graffiti, la ilustración y el mundo de la animación, por lo que su influencia es total en su lenguaje formal, convirtiéndose en su signo diacrítico: Del primero heredó la irreverencia, la fluidez y la desinhibición. Del segundo y el tercero, la técnica, el control y la disciplina. Arribó de manera casi involuntaria y de forma natural a la sintaxis del grafiti, que sigue presente en su día a día y de una manera intensa, pero  rompiendo con la norma y sin estar sometido a ninguna fórmula preexistente.

En sus obras, sean pinturas, esculturas o instalaciones, Sawe ironiza acerca de nuestras contradicciones y obsesiones sin sentido. Con una estética amable, colores primarios, formas torpes y divertidas, nos hace reflexionar acerca del distópico destino al que se dirigen las sociedades avanzadas, cuyas modas y costumbres satiriza con un sutil humor, que hay que descubrir en sus obras, que configuran unos universos entrópicos y distorsionados en donde cabe incluso el collage. Al respecto Sawe dice: “Entiendo así que mi subconsciente está constantemente de broma, ya que, tras la primera lectura superficial, mis obras suelen estar impregnadas de humor, sátira e ironía”.

Cada cuadro describe, en una visión holística, una situación social determinada en la que quedan representadas las obsesiones y excesos que las modas y las tendencias imponen a unos colectivos que, faltos de un sustrato solido regido por una ética de los sobrio , se lanzan al consumo de lo que impone el dictado de los “mass media”, y a los que el miedo a asumir sus propias decisiones,  les lleva a encontrar su valor en el amparo que otorga el hato.

Ante cualquiera de los cuadros se tiene la impresión de estar frente a una pintura elemental y primordial, en la que priman los colores lisos, que contrastan en armónicas y atrayentes disposiciones yuxtapuestas, que llenan a los ojos de colores puros.

Lo cierto es que el artista, en su vital diégesis pictórica, ha llegado a sintetizar toda su potencialidad creadora en unas composiciones formales complejas, cuya fuerza expresiva y comunicadora estriba en la manifestación de su éxtasis interior subconsciente, revelado en el color, en la arquitectura de las formas y en la ordenación de los diferentes y distintos elementos ornamentales, que son signos de un lenguaje hermético. Eso sí, siempre buscando la armonía interna de las formas y los colores, para llegar al recinto de las emociones.

Cada cuadro exige un tiempo de contemplación para llegar a comprender todo su potencial de simbolismo que encierra.




BENITO DE DIEGO G ONZÁLEZ
Miembro de las Asociaciones Internacional,
Española y Madrileña de Críticos de Arte

16/06/2019.

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