En sus obras, la joven fotógrafa eslovaca, Mária Švarbová, con un estilo límpido y directo, nos muestra la figura humana, alejada del retrato tradicional, inmersa en la atmósfera que caracteriza a sus fotografías, gracias a la definición de un proceder formal, en el que se conjugan tres elementos diacrítcos: la luz-color, el espacio y las geometrías, con los que crea inquietantes escenarios, a la vez que de ellos emana una paz silente.
La
restauración y la arqueología constituyeron su formación académica, pero fue en
la fotografía donde Mária Švarbová encontró el predio en donde aposentar y
desarrollar su potencial como artista.
Las
imágenes, que revela la artista, provienen de un decidido y voluntario empeño
por evitar el uso de programas de edición de clase alguna, con los que pulir
detalles indeseados de la imagen
recogido con el objetivo de la cámara, la cual ha sido dirigida, muy
buscada e intencionadamente, hacia objetos que cumplen sus deseos ideales de
plasticidad, composición y armonía, tanto cromática, como en la figura.
Resultan así sus fotografías, -impresas digitalmente sobre papel-, muy directas
y conformes a su naturaleza originaria.
Son
imágenes, las finalmente impresas, de una limpia sencillez, con colores planos y
suaves en gama reducida, en los que contrasta algún detalle de color disonante,
que centra la atención y sirve para dar valor al significado de la atmosfera en
el que se encuentra inmerso; coreografías que juegan con la simetría en
composiciones formales geométricas, en las cuales se conjuga las líneas
verticales con las horizontales en un lenguaje formal muy característico.
Sus
obras hablan del aislamiento de las personas y su dificultad para la
intercomunicación: Sus imágenes constituyen parábolas plásticas que afectan a
la humanidad en el tiempo presente, en cuyas sociedades avanzadas y urbanitas
el contacto interpersonal se re-huye exacerbadamente con el uso de las llamadas
“redes sociales”.
Somos
de los que negamos que las fotografías de Mária Švarbová están despojadas de
emoción debido a lo frío de sus atmósferas y, menos aún, a su falta de etopeya,
ya que en sí mismas son descriptoras de unas situaciones vivenciales en donde
la emoción surge de la sola contemplación del hecho , que se convierte en
paradigmático y atemporal, como análisis y descripción de las relaciones
humanas, que siempre están dirigidas por los sentimientos y, consiguientemente,
por las emociones.
Mária Švarbová, desde 2010, viene recorriendo su camino agonal de
investigación y de encuentros
artísticos, que le hacen acreedora de un gran reconocimiento, estando
representada en prestigiosas galerías en Estados Unidos, Francia y ahora en
España. Por otra parte ha trabajado para revistas de gran impacto, como Vogue,
Forbes o The Guardian, y le han sido otorgados premios relevantes, como el
Hasselblad Master (2018) o el Trierenberg Super Circuit (2017).
BENITO
DE DIEGO GONZÁLEZ
Miembro
de las Asociaciones Internacional,
Española
y Madrileña de Críticos de Arte
14/06/2019.
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