jueves, 12 de septiembre de 2019

204 09* ABEL CUERDA GALERÍA DE ARTE ORFILA, Orfila, 3. Madrid





El consagrado y muy galardonado artista manchego, Abel Cuerda, (Albacete, 1943), presenta en la galería Orfila su más reciente obra, cuando está celebrando el 50 aniversario de su encuentro con las salas de exposiciones de Madrid, (1969), lo que supone un hito en su diégesis pictórica, siempre fiel a su vocación al arte y al arte abstracto, en donde la forma por la forma se eleva a concepto de la más alta expresividad de los sentimientos personales de este artista creador.


Como otros artistas de su generación y formación, tras una breve etapa en la que desarrolla una estética figurativa, pasa a interpretar su figuración, mediante un leguaje expresionista y gestual, que finalmente desemboca en un informalismo entre abstracto y figurativo, -especialmente en sus collages-, donde imágenes que emergen de las masas de color forman al tiempo parte de ellas en un fundido irreversible.

Cuerda inicia tempranamente su personal senda de permanente y consciente investigación de formas, colores y materiales, acometiendo composiciones normalmente basadas en la línea y el color, donde paralelogramos, triángulos y circunferencias tensionan la fuerza del cuadro y donde gravita todo el “dramatis vigor” de la narración de la idea que expresa, dentro de la  personal poética con que se significa el artista, creando mistéricos ambientes que capturan la emoción.

Abel Cuerda se mueve, como pintor informalista que es, entre las coordenadas, cuyos ejes están constituidos por las ideas de encontrar un lenguaje visual autónomo, que tenga existencia subjetiva fuera del mundo real, siendo, como él afirma, “los recuerdos, el misterio y la fantasía” las fuentes de su inspiración y los factores generativos de su creatividad.

El otro eje está definido por la toma de postura personal frente a los postulados de la sociedad en la que convive y en una permanente revisión de ciertos modos convencionales del arte.

Debe remarcarse esto, porque, no rechazando el apotegma de que el arte es un lenguaje complejo, diverso y sin normas fijas, en el que debe predominar la idea, sin embargo “una obra de arte, para serlo, ha de estar alimentada por conceptos plástico,s -como señala el toledano Paco Rojas, fundador del grupo Tolmo-, principio que está íntegramente cumplido por la totalidad de la obra de Abel Cuerda.

En efecto, en los cuadros de esta colección interaccionan y armonizan diversos campos de colores planos, en forma de paralelogramos, que juegan con erráticos y descompuestos trazos circulares, -que guardan cierta paronomasia con el “dripping” del “action painting”-.Este diálogo se resuelve, en una visión holística de un todo compuesto y coherente, que insinúa posibilidades visuales de gran plasticidad y eurítmia e induce a adentrase en nuestra propia memoria y en nuestro personal imaginario.

Dice al respecto el crítico de arte y escritor, Juan Antonio Moreno Rodríguez, que “Abstracción y expresionismo abstracto, todo un corpus creativo que define la obra de Abel. En el misterio de su creación la energía se acrecienta y la composición crece impulsivamente. Ya no hay pintura propia, pertenece al imaginario colectivo”.

Sintetizando, coincidimos, en fin, con este autor, buen conocedor de la vida y obra de Abel Cuerda, en que “al igual que en sus comienzos, cada nueva obra es un reto en el que, a través de su técnica gestual y sus manchas cromáticas, comunica desde el interior una idea que emociona y traslada sinceridad. Es uno de los grandes representantes del informalismo y expresionismo abstracto español de la segunda mitad del siglo XX y sigue en la brecha en este incierto XXI”.





BENITO DE DIEGO GONZALEZ
Miembro de la Asociaciones Internacional,
Española y de la Madrileña de Críticos de Arte
www.domusdidaci.blogspot.com.es

12/09/2019

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