“Tras los glaucos y puros grabados de Dimitri se oye
nacer el mar cada mañana”, es así como siente y expresa la obra gráfica del
artista hispano-griego el poeta Carlos Clementson, en el catálogo de esta
exposición, que pone en valor y nos acerca la total actividad artística de
Dimitri Papagueorguiu, que va más allá de la que abarca al grabado en todas sus
facetas y dimensiones, como lo practicó el artista.
Cuando Dimitri Papagueorguiu, o simplemente Dimitri,
como fuera y es universalmente reconocido, llega a España con 26 años, una
beca, -de Relaciones Culturales concedida a través de la Embajada de España en
Atenas-, y muchas ilusiones y esperanzas de, según sus palabras, “encontrar una
tradición de grabado sólida, que continuara la labor de Goya”, pudo por el
contrario comprobar que la realidad hallada era completamente contraria a este
desiderátum imaginado.
Mas este frustrante desengaño no fue óbice que
marchitase su empreño de llevar la actividad artística de la estampa, en todas
sus modalidades entonces conocidas, a los más altos niveles que se pudiesen
imaginar y más allá, por su capacidad heurística y su voluntad de trabajo.
Con sus conocimientos del aguafuerte y la xilografía y
del arte del grabado y la estampación, que él trajera de Grecia, estudió en la
Escuela Superior de Bellas Artes y en la Escuela de Artes Gráficas madrileñas.
Su encuentro con Carlos Pascual de Lara es determinante en la dedicación de Dimitri
al arte de la Litografía artística, a la que hizo evolucionar de manera
sobresaliente. Llegó a ser catedrático de la Facultad de Bellas Artes de la
Universidad Complutense.
En la instalación de su primer taller, con el irónico
nombre de “Los Parias”, en la calle madrileña de la Ilustración, interviene muy
directamente Manuel Alcorlo, que junto a Zarco, ligó parte de su proyecto
profesional a la asociación con Dimitri, quién nunca cejó en tan decidido y
vocacional empeño, convirtiéndose en la leyenda de “Dimitri el Gabador”. Sin
embrago su asociación profesional terminó pronto, cuando Alcorlo y Zarco han de
trasladarse a Roma, como ganadores de sendas becas.
Dimitri extendió su actividad profesional y artística
a otros campos, que descubre y estimulan, en contacto con artistas,
poetas e intelectuales tanto españoles como griegos.
“Despacio, despacio, con los pies en el suelo. Así
formulaba Dimitri la magia de sus dibujos, impregnados de sutilezas poéticas.
Teniendo siempre al hombre como protagonista.”, deja impreso Manuel Alcorlo,
Académico de Bellas Artes de San Fernando, en el magnífico catálogo de la
exposición, a través de la cual puede verificarse este aserto.
A finales de 1959, en un bar de la calle Modesto
Lafuente, cercano a su estudio, se dieron cita José García Ortega, Ricardo
Zamorano, Dimitri Papagueorguiu, Luis Garrido, Antonio Valdivieso, Javier
Clavo, Pascual Palacios Tardez, Manuel Ortiz Valiente y Antonio Zarco. Era la
reunión fundacional de Estampa Popular, de cuya pertenencia se desvinculó, a
instancias de los compañeros, para evitar que pudiera ser expulsado de España,
debido a la ideología, entonces ilegal, que guiaba al grupo.
En el taller de Grupo 15, en la madrileña calle de
Fortuny, trabajaron muchos de los artistas tanto nacionales como
internacionales que estuvieron activos en Madrid a lo largo de la década de los
70 y comienzos de los 80, como Rafael Canogar, Bonifacio, Lucio Muñoz, Mitsuo
Miura, Fabrizio Plessi, Andrés Nagel y Darío Villalba entre otros.
El asesoramiento técnico del grupo corrió a cargo de
Dimitri Papagueorgiu, lo cual le permitió tomar contacto e intimar con lo más
sobresaliente del mundo artístico del aquel fructífero periodo del arte
español. De otra parte ve cumplido uno de sus fines sociales, ya que ambos
proyectos tenían como principal función democratizar el arte y la cultura, en
aquellos tiempos de cambio, aproximando la obra de arte al gran público.
Desarrolla una intensa obra editorial con la
publicación de libros artesanales, en cuya actividad llegó a arruinarse y
empeñar todo su patrimonio, según confesión de él mismo en “Dimitri
Papagueorguiu: A propósito de BOJ y de LA ESTAMPA”, de Javier Gómez Martínez.
Grave contratiempo éste, del cual se rehízo y que no le impidió cejar en su
empeño mostrando la inmensa capacidad de resiliencia que poseía, como una de
sus claves sobre las que forjó su éxito.
Rodeado de los mejores poetas españoles y griegos de
su época fue un adelantado en las relaciones culturales entre las dos naciones,
cuya doble nacionalidad poseía, creando, junto con el helenista, Antonio Tovar,
la Asociación Cultural Hispano-Helénica, cuya primera sede fue su propio
estudio y taller.
La exposición muestra Dibujos, Libros, Acuarelas,
Aguafuertes, Aguatintas, Acéfalos, Litografías, Xilografías, Planchas, Medallas
y Cerámicas.
Y terminaremos trayendo aquí las palabras del
comisario de la exposición, Tomás Paredes: “Deseo que la primavera haya llegado a la obra de
Dimitri con esta muestra y que no sea para solo un día.”
“Este es el propósito primero de esta propuesta. Otros
datos y pormenores, las exposiciones dentro y fuera de España, su huella
estética, los encontrará en las imágenes e informaciones que conforman
este catálogo. Y en las paredes y vitrinas del Conde Duque. Su mano dulce para
el dibujo les guiará por el laberinto de líneas y de formas que fijan el
contenido de su memoria”.
BENITO DE DIEGO GONZALEZ
Miembro de la Asociaciones
Internacional,
Española y de la Madrileña
de Críticos de Arte
www.domusdidaci.blogspot.com.es
29/09/2019
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