“Ut pictura poesis”. Este apotegma clásico, aseverado por Horacio en su “Ars poetica”, es el que Mercedes Gómez- Pablos, (Palma de Mallorca,
1940), hace certitud axiomática en la totalidad de su extensa obra pictórica,
dando materialidad plástica a la afirmación de Simonides de Ceos, de que “la
poesía es pintura que habla y la pintura poesía muda”.
Su obra rebosa
de la poética de lo mistérico, del sentimiento y de la emoción, que eleva desde
lo más profundo de si misma y de sus convicciones y que ella expresa con
palabras tan reveladoras como: “Yo quiero pintar en verso, que es pintar con
música. Quiero que se escuchen mis colores y que la luz de mis cuadros pueda oírse”.
Lírico desiderátum, que trasciende los ámbitos de lo sinestésico, para entrar
en el universo sin confines de la poesía.
Y es que la
artista, en propia confesión que exterioriza su personalidad, fortalece su
ánimo para alistarlo, dedicando un tiempo a la lectura de poetas, algunos de
los cuales están integrados en su amplia panoplia de amigos. Y lo hace con la
paleta y los pigmentos en la mano, en la mente y en el corazón, en la vigilia
ante el estro creador del cuadro hasta
arribar a su epifanía.
La pintura de
Gómez-Pablos se nutre de su propia visión y ensimismamiento de la realidad, ya
entonces convertida en idea que metamorfosea en el lienzo en un relato lírico,
dotado de una singular melopeya compositiva, en la que se encuentran sintetizadas
e incluidas las formas más relevantes que la pintura contemporánea ha puesto de
manifiesto y que ella adopta a su manera.
Pincelada
gestual expresionista, de fuerte y seguro trazo, que tiene un cierto reflejo del
mirar apasionado de Van Gogh o del surrealismo de Bacon. Usa el azul como signo
de pureza de sus construcciones: como el añil blanquea el albo de la colada,
resalta así el azul los blancos de su paleta. Ambos dotan de personalidad propia
a su sintaxis pictórica.
Como escribe Jacinta Cremades en
el catálogo de la exposición “Hace tiempo que Gómez-Pablos quería rendir
homenaje a “sus poetas”, como ella los llama. Ya lo ha hecho. Detrás de sus
interiores, no son escenas sino palabras las que aparecen. La pincelada es su
verso. Los colores sus rimas. Las rimas de otro tiempo que de su mano,
recuperamos.” En la colección de cuadros que
presenta en la Galería Orfila, bajo el título de “El rincón del poeta”, se
verifica todo lo expresado por estas palabras, pues en efectos en sus cuadros
ha revelado la poesía y a los poetas mediante la plasmación de sus emblemas
simbólicos y de aquellas metáforas de las ideas que son motivos reiterados de
la inspiración de sus palabras en verso.
La exposición viene a conmemorar
el sesenta aniversario de la primera individual de la artista, que cuenta ahora
con más de setenta muestras individuales en Madrid, París, Nueva York, Santiago de Chile, Buenos Aires, México DF,
Sevilla, Zaragoza, Barcelona, Málaga, Palma de Mallorca, o la retrospectiva que
ha celebrado en este mismo año, junto a la obra del escultor Pablo Serrano, en
la Universidad de Alcalá de Henares, que avalan su muy intensa y prolongada
trayectoria profesional, de la que cabe destacar la concesión del Premio
Especial de las V y VI Bienales Internacionales del Deporte en las Bellas
Artes; la Medalla Villa de París en los años 1960 y 1991 o la Medalla de Honor
del Premio BMW de Pintura en 1992, entre
otros.
Su obra está representada en el Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía y en otras colecciones públicas, y privadas
alrededor del mundo y han escrito sobre su obra los más prestigioso escritores
y críticos de la segunda mitad del pasado siglo, muchos de los cuales aún están
entre nosotros.
BENITO DE DIEGO GONZÁLEZ
Miembro de las Asociaciones
Internacional,
Española y Madrileña de Críticos de Arte
26/11/2019
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